El velista olímpico analizó su performance en París 2024 y explicó sus intenciones para los próximos Juegos Olímpicos.
“En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2018 apunto a una medalla. Ya no voy para aprender ni para sumar experiencia. Voy para competir entre los mejores y pelear por el podio. Para eso y por eso, es que decidí hacer otra campaña y dedicarle a este sueño cuatro años más de mi vida”, afirmó el regatista santafesino Francisco Guaragna Rigonat, que compitió en los JJ.OO. de Japón 2021 y Francia 2024 en la clase Ilca 7 de vela. El velista nacido en Rufino, 24to en Tokio y 27mo en Francia 2024, ganó sendas medallas de plata en los Juegos Odesur de Cochabamba, Bolivia, 2018 y Asunción 2022, y logró el subcampeonato sudamericano que se disputó en Paracas, Perú, en marzo pasado. En diálogo con Página/12, mostró su optimismo con la idea de que la dupla integrada por Mateo Majdalani y Eugenia Bosco (medalla de plata en los JJ.OO. 2024 en la clase Nacra 17), pueda subir nuevamente al podio en Los Ángeles: “Tienen talento, experiencia y una química como equipo muy buena, se conocen bien. Ya saben lo que es ganar una medalla olímpica y eso es una ventaja muy grande. Ojalá puedan repetir la hazaña, sería algo histórico”, destacó el regatista olímpico, quien compitió en cinco certámenes del Grand Slam internacional y en el Campeonato europeo de su categoría y en cuatro finalizó en el top ten: Hyeres, Francia (cuarto); Los Ángeles, Estados Unidos, (décimo); Amsterdam, Pa (quinto) y sexto en Marstran, la máxima competencia de la categoría en el Viejo Continente.
-¿Regresaste decepcionado de los Juegos Olímpicos 2024?
-Sí, volví decepcionado. Cuando uno se prepara durante cuatro años para que todo se defina en una sola semana, y esa semana no sale como imaginaste, duele. Pero también entendí que ese resultado no representaba realmente mi nivel, sino un mal torneo en el peor momento. No haber podido honrar mi preparación de cuatro años con un buen resultado fue el golpe más duro que le tocó vivir.
-¿Es factible que te hayas trazado un reto muy alto para esos Juegos?
-Siempre me pongo objetivos altos porque creo que ahí se construye la excelencia. Llegaba con un cuarto puesto en Alemania pocas semanas antes, compitiendo de igual a igual con los mejores. Creo que las expectativas eran reales, no exageradas.
-¿En cuánto te golpeó psicológicamente ese resultado?
-Mucho. Fue un proceso largo de digestión y de análisis con mi equipo. La clave fue transformar esa frustración en energía para mejorar. Hoy puedo decir que ese golpe fue un punto de inflexión positivo.
-¿Qué aspectos personales descuidaste en esa campaña olímpica?
-Creo que la gestión de la presión y del entorno. Estaba tan enfocado en entrenar, viajar y competir, que dejé un poco de lado el equilibrio mental y la planificación de eso a largo plazo.
-Sobre esa frustración expresaste: “me lleva a hacer un montón de cambios y esfuerzos, más profundos, que me lleven a aspirar a una medalla olímpica”…
-Trabajé más en la parte mental y en mi estructura deportiva. Ajusté métodos de entrenamiento, preparación física y la forma preparar cada regata. Estoy haciendo todo con la mirada puesta en una medalla.
-¿Cuáles fueron tus mayores virtudes y defectos en los JJ.OO. 2024?
-Creo que mis puntos fuertes fueron y siguen siendo un poco la competitividad extrema que me hace ser resiliente cuando las cosas no salen bien. Nunca dejé de pelear cada regata. Quizás los puntos bajos fueron la gestión emocional y toma de decisiones en momentos clave.
-Después de los Juegos también manifestaste: “tengo que ajustar la parte mental”, ¿Qué significa?
-Significa ser capaz de mostrar mi mejor versión en el momento que realmente importa. Poder manejar la presión del Juego Olímpico sin que eso me saque de foco ni me quite confianza o me limite. Santiago Lange, cuando estábamos en el medio de los Juegos, me decía que la clave era abstraerse de todo el circo olímpico y hacer de cuenta que estaba navegando en la laguna de Junín. Busco poder lograr eso en el futuro.
-¿A qué apuntas en Los Ángeles 2028?
-A una medalla. Ya no voy para aprender ni para sumar experiencia. Voy para competir entre los mejores y pelear por el podio. Para eso y por eso, es que decidí hacer otra campaña y dedicarle a este sueño cuatro años más de mi vida
-¿Es correcto afirmar que los deportistas compiten nerviosos, inquietos porque si no obtienen buenos resultados pierden o les bajan las becas?
-Siempre hay nervios, claro, pero no se puede rendir pensando en las becas, no lo creo un factor de presión. Si dejás que eso te condicione, perdés enfoque. La motivación siempre tiene que venir del deseo de competir y mejorar.
-¿Las becas te resultan suficientes?
-Las becas ayudan muchísimo, pero no siempre alcanzan para una campaña olímpica que requiere viajes, material, barcos y staff técnico. Por eso trabajamos también con sponsors y apoyos privados. La vela olímpica es pasión y proyecto a largo plazo, pero tampoco es un deporte popular en Argentina, entonces muchas veces conseguir sponsors privados es difícil.
-¿Cómo vas a lograr ese salto de calidad del que hablás para meterte entre los diez mejores del mundo?
-Con consistencia. Hoy ya estoy compitiendo dentro de la élite. Este 2025 fue el mejor año de mi carrera gracias al trabajo mental, físico y técnico que hicimos post-París. Y todavía quedan tres años para seguir creciendo. Lo mejor está por venir.
-¿La dupla Majdalani-Bosco está en condiciones de repetir podio en 2028?
-Sí, absolutamente. Tienen talento, experiencia y una química como equipo muy buena, se conocen bien. Ya saben lo que es ganar una medalla olímpica y eso es una ventaja muy grande. Ojalá puedan repetir la hazaña, sería algo histórico.
-En la flota olímpica nacional hay un evidente cambio generacional. ¿Qué indica?
-La renovación generacional se va dando en cada ciclo, este ciclo en particular se ve una evolución constante y la exigencia sube año a año. Los más jóvenes vienen muy preparados, pero también la experiencia pesa.
Fuente: Marcos González Cezer – Página 12


























