Agencia Federal de Noticias se encuentra en Río de Janeiro con motivo de la cobertura del Carnaval y aprovechamos a visitar el mítico estadio carioca.
El calor de la ciudad aprieta pero llegar a las inmediaciones de semejante monumento arquitectónico del fútbol despertaba en uno esas cosquillas que generan las cosas lindas de la vida.
Es imposible no adentrarse en la memoria para recordar el año 2014 cuando Argentina fue en busca de la final del Mundial en ese estadio.
Al entrar al mismo la inmensidad de todo es sorprendente. Una real joya arquitectónica , inaugurada el 16 de junio de 1950 en vista del Mundial de aquél año donde Uruguay dio el gran «Maracanazo», al vencer en la final al conjunto carioca.
El Maracaná tuvo reforma y su capacidad total quedó para 78.838 espectadores. El nuevo Maracaná ultra moderno, cumple con todas las normas internacionales de seguridad, logística y sustentabilidad. Por ejemplo el uso de energía solar y la recolección de agua de lluvia reutilizada en los 292 baños y 4 vestuarios, son destacadas medidas que economizan energía a tono con el compromiso medio ambiental. Sus 360 cámaras de seguridad mantienen la vigilancia permanente del estadio que recibió dos nuevas rampas de acceso (además de las tradicionales Bellini y UERJ), 12 escaleras mecánicas y ascensores, que hoy totalizan 17.
Confortabilidad al 100% con butacas retráctiles divididas en colores y producidas con materiales reciclados y con divisiones en 5 niveles y 4 sectores (norte,sur, este,oeste)
Al llegar al museo uno se encuentra con la exposición permanente que reúne piezas destacadas de la historia del fútbol brasileño, como el uniforme usado por Garrincha en la Copa del Mundo de 1962, además de las marcas de los pies de ídolos como Roberto Dinamite y Pelé.
Recorrer la historia futbolística brasileña de la final del mundial de 1950 incluye entre otras cosas camisetas, botines, pelotas y piezas cedidas por históricos jugadores como Zico que vistió casacas como las del Flamengo y la verdeamarela.
El momento más emocionante del recorrido es sin duda atravesar el túnel que cada fin de semana los profesionales caminan hacia el campo de juego. Junto con el sonido ambiente se crea un conjunto de sensaciones que nos permite vivir en carne propia la experiencia inigualable de adentrarse como un protagonista en uno de los históricos templos del fútbol mundial.
Visita obligada para los amantes de éste deporte y curiosos que visitan la ciudad de Río de Janeiro con intención de conocer parte de su folklore. No faltan recuerdos en este viaje al pasado que entre casacas, balones y botines lograra conmover a quien lo recorra.
A.G y J.C