Una derrota cargada de dignidad y grandeza de un equipo que no muestra solo excelencia deportiva, un grupo de personas en busca del éxito también a nivel humano. Un capítulo más de la era Gallardo.Cuando en el minuto 91 de la final de ayer Gabriel Barbosa decretaba el 2-1 que sentenciaba la final millones de personas expresaban a su forma el dolor de la derrota.
Mi sobrino de 8 años lloraba desconsolado. Es entendible, desde que es un poco conciente del fútbol y de River, bendita transferencia familiar que disfruta, no conocía la cruda derrota .
Es que el River de Gallardo nos acostumbró a eso. Nos enseño que hay que creer cuando se tiene con que, trabajó para que la mentalidad de una generación de hinchas entendiera que la victoria se lucha más allá de las armas que se utilicen siempre bajo el ala de la lealtad, el convencimiento y el compañerismo.
Ayer River fue inmensamente superior a su rival, demostrando que tenía con que, pero el fútbol tiene estas cosas, que lo hacen el deporte más lindo del mundo. Toda esa superioridad se desvanació en 3 minutos fatídicos.
El llanto de todos, el desconsuelo de todos los presentes en el estadio y a través de la televisón era uno.
Pero Gallardo volvió a ganar. Volvió a demostrar de que esta hecho. No intentó poner excusas sino realismo.
Hoy es difícil explicar lo que pasó. Entender que Pratto, heróe hace casi 365 días cometió un grave error, que Pinola, figura a lo largo de esos 88 minutos, erró la que no tenía que errar. ¡¿Pero quien puede recriminarles algo? ¿Quién puede criticar a este plantel 100% ganador que con hidalguía recibieron la medalla al segundo con entereza y respeto?
La gloria tiene también esto. No se baña sólo de victorias. La gloria debe contener grandeza, entereza y respeto y eso es lo que demostró este plantel y cuerpo técnico.
Hoy el dolor del hincha es supremo, duro y constante, pero esta prohibido olvidar lo que generó y genera este ciclo. Y nombro la palabra ciclo con un deseo insuperable de que no se corte acá. De que nuestro Marcelo Gallardo decida seguir y ir por más. Que convenza a sus soldados que este tropezón tiene que ser el impulso para más. Para volver el año que viene a dar batalla por más gloria.
Sencillamente como terminó la escena de ese minuto 91, un tío abrazando a su desconsolado sobrino diciendóle: – Se gana y se pierde Bauti, habrá que volver el año que viene.
Infinitas gracias a este plantel y cuerpo técnico que a lo largo de estos años nos hicieron sentir en el cielo. Imposible olvidarse de eso y no pedir más. Ojála una vez más suceda.
Que Marcelo Gallardo crea…..La revancha es posible y el sueño de millones de riverplanteses es con él al mando, una vez más!!!!!!
Santiago Sosa Bilbao- AFEN