Tras las fuertes caídas en el comercio exterior en el primer y segundo trimestre, la Organización Mundial del Comercio indica que, de mantenerse ciertas variables, podría haber una ligera reactivación económica para lo que resta del año. En tanto, la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) observa un futuro complejo para América Latina en los meses venideros.
Desde que la pandemia de COVID-19 irrumpió en las distintas realidades del escenario global, las consecuencias económicas y los procesos de reactivación regionales y mundiales se han vuelto difíciles de prever, generando discursos contradictorios o que contemplan, en ocasiones, variables diferentes.
La investigadora en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), Adriana Narváez, explicó los principales abordajes realizados en el informe de la Organización Mundial del Comercio (junio, 2020) y en el reciente informe de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), los cuales intentan proyectar, en materia económica, el futuro que viene.
“En abril, las previsiones de la OMC indicaban una caída del comercio internacional del 13 al 32 por ciento. En la actualización de junio, el Director General Roberto Azevêdo planteó que el escenario estaba siendo un poco más optimista de lo que se había esgrimido porque la caída en el segundo trimestre había sido del 18 por ciento”, aseveró la profesora titular de la cátedra de Comercio Internacional a la Agencia CTyS-UNLaM.
“Con esa base -continuó- de alguna manera se plantea que, al ya haber algunas pautas de reactivación en algunos países del mundo, si se llega a lograr una recuperación del 2,5 por ciento en los trimestres que faltan, la caída terminaría siendo de un 13 por ciento, tal como el piso previsto en abril”.
En otras palabras, si bien el decrecimiento económico alcanzó niveles “históricos” para el organismo, éste no trepó al peor escenario posible considerado hasta el momento. No obstante, es importante aclarar que para alcanzar ese piso, el crecimiento económico debe dar signos de reactivación claros antes de que termine el año.
“La OMC avizora ciertos signos de haberse tocado fondo y que, a partir de este momento, comenzaría a llegar a verse cierta recuperación a nivel internacional”, comentó la investigadora.
Según Narvaez, estas proyecciones han generado una suerte de divisoria de aguas entre economistas. El escenario planteado por la OMC, por ejemplo, indica un descenso y reactivación económica en forma de “V”, de manera que, si bien se aprecia como abrupta, la recuperación, aunque lenta, también se dará de forma inmediata.
El informe de la OMC fue actualizado en junio, en momentos en los que, si bien la situación se ve controlada en Asia y Europa, América Latina comenzó a presentar una escalada de contagios que aún no encontró su pico máximo. Este factor, más la posibilidad de rebrotes de diversas magnitudes en otras partes del mundo, vuelven al objetivo planteado por el OMC una meta no del todo asegurada.
El propio titular de la OMC advirtió que, entre todas las dimensiones que se conjugan en un contexto de pandemia, la reactivación dependerá de que “políticas fiscales, monetarias y comerciales” que apunten en la misma dirección.
Por su parte, Narvaez expresó: “Si se lograra ese crecimiento en los volúmenes del 2,5 por ciento, podría amortiguarse a fines de este año esa caída tan abrupta, y esto claramente, si bien no hay una perspectiva realizada por la OMC, amortiguaría también la situación en la región de América Latina y el Caribe”.
Si bien la OMC evalúa positivamente el panorama, el pronóstico es sustancialmente diferente para la CEPAL. “En el informe de la CEPAL –expuso la investigadora- se plantea una caída del 9,1 para este año, realmente un porcentaje alto considerando la situación previa a la pandemia de muchos países de la región”.
En relación a la desocupación en la región, el informe prevé que se ubicará alrededor del 13,5 por ciento a fin de año, dos puntos porcentuales más que las estimaciones hechas por el organismo en abril. En relación a la desocupación estipulada en 2019, las proyecciones para esta segunda etapa del año presentan un incremento de 5,4 puntos porcentuales.
En términos nominales, el estudio anticipa que el número de desocupados alcanzará la preocupante cifra de 44,1 millones de personas, un aumento cercano a 18 millones con respecto al nivel de 2019, que da cuenta de la magnitud del impacto de la pandemia en la región, muy por encima de los efectos que tuvo la crisis financiera de 2008.
Según estas estimaciones, el 37 por ciento de la población latinoamericana se encontrará en situación de pobreza, y el 15,5 por ciento de ese sector padecerá condiciones de pobreza extrema, lo que equivale a unas 96,2 millones de personas.
El coletazo de la pandemia también tendrá sus efectos en la redistribución del ingreso en los países de la región, pero se verá más notoriamente en las economías más robustas que, en casos como el de Argentina, han aplicado medidas de protección económica y de apoyo financiero para paliar la crisis mientras se sostenga la medida de aislamiento.
Una mirada pesimista y de posible depresión económica
Más allá de los informes de la OMC y de la CEPAL, en otra posición, se ubican economistas como Nouriel Roubini, quien presenta una lectura un poco más “pesimista” y quien fue reconocido hace 15 años por haber predicho la crisis económica, financiera e hipotecaria de los años 2007 y 2008.
Roubini va más allá y extiende sus pronósticos a la próxima década. Según el economista, la depresión tomará la forma de una “L” y será una constante en los próximos años no solo por la irrupción del coronavirus, sino porque se dio en un contexto mundial de otras problemáticas estructurales que aun no encuentran una salida efectiva, entre las que se incluye la crisis del 2008.
Por ejemplo, en un artículo publicado en su sitio oficial, Roubini se refiere al incremento de la deuda pública ya presente en distintos países, aumento de los costos de los sistemas de salud, pérdida de la capacidad de generar empleo, polarización, cierre de economías y restricciones a la exportación de ciertos bienes, entre otros puntos.
Fuente: Agencia CTyS-UNLaM