El Garrahan es el símbolo. Allí renunciaron 20 profesionales en estas semanas. El Posadas también sufre el ajuste, mientras aumenta la demanda. Las claves de las imposiciones del gobierno.
Cuando el reclamo por mejoras salariales de médicos residentes del Hospital Garrahan escaló y comenzó a expandirse, el gobierno nacional intentó aplacarlo con el anuncio de un bono no remunerativo que se instauraría a partir del 1 de julio. Ese día, 13.476 profesionales inscriptos rindieron el examen para acceder a 7687 vacantes. Un día después, el 2 de julio, el ministro de Salud Mario Lugones cambió las reglas del juego. Las residencias dejaron de existir tal como se las conocía: ahora son “becas”. Anunciada como una medida que da “más libertad y transparencia” y denunciada como una jugada para garantizar más precarización, la noticia cayó como un balde de agua fría en medio de la ola polar (y las guardias saturadas por casos de gripe y enfermedades respiratorias que atienden sobre todo los residentes, pilares de la salud pública).
La “libertad” que se ofrece es para que médicos graduados elijan entre dos modalidades para desempeñarse en hospitales: la Beca Ministerio y la Beca Institución. La primera implica cobrar $ 828.000, con aportes y obra social. Sin el bono prometido. La segunda lleva a recibir $ 998.000 a modo de ‘estipendio’. Sin antigüedad, aportes jubilatorios, aguinaldo ni obra social. Sin derechos laborales. Con posibilidad de recibir bonos, sólo si cada hospital así lo decide. Hospitales que a su vez también sufren el ajuste.
Artículo publicado por Luciana Rosende para Tiempo Argentino, para leerlo completo ingresar a: