El aire aún vibraba con la euforia, y el aroma a sudor, purpurina y victoria flotaba en el Sambódromo Marquês de Sapucaí. El Carnaval de Río de Janeiro 2025 ya tiene una reina, y su corona, la decimoquinta de su gloriosa historia, reposa sobre el escudo azul y blanco de la Grêmio Recreativo Escola de Samba Beija-Flor de Nilópolis.
Con un desfile que fue tanto un homenaje sentido como una declaración de poder estético, la escuela de la Baixada Fluminense se alzó con el título, sumando una estrella más a su constelación de triunfos y, simultáneamente, marcando un momento de profunda emoción y cambio: la despedida de su voz más emblemática, Neguinho da Beija-Flor.
Laíla: El Maestre, el Guía, el Estandarte
El enredo de Beija-Flor para el 2025 no fue solo una narración, fue un acto de justicia poética. Bajo el título «Laíla: El Carnaval te Agradece, El Mundo te Aplaudirá», la escuela rindió tributo a Luiz Fernando Ribeiro do Carmo, conocido por todos simplemente como Laíla. Director de carnaval, compositor, y una de las figuras más influyentes en la historia de Beija-Flor y del Carnaval carioca, Laíla fue el arquitecto de innumerables victorias, un visionario que elevó el estándar de los desfiles a nuevas alturas de dramaturgia y precisión.
El desfile fue concebido como un paseo por las memorias y contribuciones de este genio. Las alas y carros alegóricos no solo representaron los enredos históricos que Laíla ayudó a crear, como el icónico «Ratanabá, Rey del Mundo, Pueblo de Nilópolis, Tierra del Sol y de la Luna» (2003) o «El sueño dorado de un ‘ciquista’ en el Reino de Acir» (1978), sino que también simbolizaron su método de trabajo riguroso, su exigencia por la perfección y su capacidad para cohesionar a miles de personas en una máquina de samba impecablemente sincronizada.
- Alegorías Imponentes: Los carros alegóricos brillaron con una opulencia calculada. El carro de apertura, por ejemplo, mostraba a Laíla como un gran maestro de orquesta, con elementos escenográficos que representaban la meticulosa planificación y la «magia» que él inyectaba en cada detalle del desfile. Se destacó la limpieza estética, la riqueza de los acabados y, fundamentalmente, la perfecta comunicación entre los diversos sectores del desfile, una de las obsesiones de Laíla.
- La Comisión de Frente y la Danza del Maestre: La Comisión de Frente, esa primera carta de presentación coreográfica de la escuela, fue una de las más ovacionadas de la noche. Sus movimientos eran una representación abstracta de la energía directiva de Laíla, combinando la danza contemporánea con la fuerza ritualística del samba. Lograron la hazaña de ser técnicos y, al mismo tiempo, profundamente emotivos.
- El Samba-Enredo: La melodía que acompañó el desfile, una composición vibrante y emotiva, fue un verdadero himno. Sus versos no solo narraban la vida de Laíla sino que también invitaban a la audiencia a sentir la misma pasión por el carnaval que él promovía. La batería, bajo el mando del Mestre, sonó con una cadencia rítmica impecable, un sello distintivo de Beija-Flor en la era Laíla.
La Voz de Nilo: Neguinho, el Adeus
Mientras el homenaje a Laíla se desarrollaba majestuosamente, otra historia, igualmente cargada de significado, llegaba a su fin. El Carnaval 2025 fue el último en el que Luiz Antônio Feliciano Marcondes, mundialmente conocido como Neguinho da Beija-Flor, fungió como intérprete oficial (puxador) de la escuela. Con más de 40 años ininterrumpidos al frente del micrófono de Beija-Flor, la voz de Neguinho es, para muchos, la banda sonora misma del Sambódromo.
Su grito de guerra, el famoso «Olha a Beija-Flor aí, gente!», que antecede a la explosión del samba-enredo, es uno de los momentos más icónicos del carnaval. Este año, ese grito se sintió más profundo, casi un nudo en la garganta de miles de espectadores.
- El Último Canto: Durante el desfile, Neguinho demostró por qué es una leyenda viva. Su voz, potente y emocionada, llevó el samba-enredo con una maestría inigualable. No solo cantó, sino que interpretó cada verso, transmitiendo la saudade, la alegría y la gratitud hacia Laíla y hacia la propia escuela. Se le vio visiblemente conmovido, interactuando con las alas y recibiendo la reverencia de la batería.
- Legado Imborrable: La decisión de Neguinho de retirarse como cantante oficial para asumir un rol directivo dentro de la escuela marca el fin de una era. Su presencia escénica, su capacidad para improvisar y su carisma han sido fundamentales para la identidad de Beija-Flor. El público, consciente del momento histórico, coreó su nombre y el samba-enredo con una energía pocas veces vista, transformando el desfile en una gigantesca serenata de despedida.
Este triunfo es la coronación perfecta para su trayectoria. Es el último grito de victoria llevado por su voz, un regalo de la escuela y del destino a una figura que dedicó su vida al colibrí de Nilópolis.
El Juicio de los Diez: Una Victoria de Detalle y Cohesión
La coronación de Beija-Flor, con su decimoquinto título, no fue fruto del azar ni solo de la emoción. Fue el resultado de una ejecución casi perfecta, que le permitió destacarse en los criterios más técnicos y cruciales del jurado. La escuela demostró que la herencia de Laíla en cuanto a disciplina y rigor técnico sigue vigente.
- Harmonia (Armonía): Este fue el puntaje clave. Beija-Flor obtuvo las notas máximas en este ítem, que evalúa la sincronización entre el canto del intérprete, el ritmo de la batería y la manera en que los componentes de las alas cantan el samba. La disciplina impuesta por el equipo directivo se tradujo en una participación uniforme y apasionada de todos los miembros.
- Enredo (Tema): El tema, un homenaje a una figura central del carnaval, fue considerado oportuno, bien desarrollado y muy bien presentado visualmente. Los libretos distribuidos al jurado lograron transmitir la profundidad y el significado de la contribución de Laíla.
- Evolução (Evolución): Este criterio mide el ritmo y la fluidez del desfile, evitando huecos o carreras. La Beija-Flor pasó por la avenida como un río caudaloso y constante, sin fisuras, un testimonio de la práctica incansable.
- Fantasias y Alegorias: Aunque el carnaval es famoso por su brillo, el jurado premia la comprensión del enredo a través de los disfraces y carros. Las fantasías de Beija-Flor eran ricas en materiales, pero sobre todo, tenían una narrativa clara y un mensaje. Cada ala contaba una parte de la historia de Laíla.
La diferencia de pocos puntos con sus principales competidoras (que quedaron en segundo y tercer lugar, como Grande Rio y Viradouro, respectivamente) se cimentó en la perfección de los detalles técnicos que Laíla siempre inculcó: la perfecta formación de la Comissão de Frente, la ejecución limpia de la Bateria y, sobre todo, la Harmonia del conjunto.
Un Título que Mira al Futuro
El triunfo de Beija-Flor en 2025 es más que un número en el palmarés; es un puente entre el pasado glorioso y el futuro inevitable del carnaval.
La escuela demostró que el legado de sus maestros no es una carga, sino un trampolín. El homenaje a Laíla consolida su método de trabajo como la fórmula del éxito en el Sambódromo, un método que prioriza la organización y el rigor sin sacrificar la alegría y el axé (energía positiva) de la samba.
Y con la despedida de Neguinho da Beija-Flor de la primera línea de voz, el carnaval abre un nuevo capítulo. La elección de su sucesor, que sin duda enfrentará la presión de llenar unos zapatos gigantes, será un indicador de la dirección artística que Beija-Flor tomará en la próxima década. La transición, sin embargo, se realiza con la tranquilidad de quien lo ha ganado todo, con la voz de su intérprete más querido resonando por última vez en un grito de victoria.
El Carnaval de Río no es solo una competición; es una manifestación cultural que refleja la alma vibrante y contradictoria de Brasil: la exuberancia de sus creaciones, la complejidad de sus historias y la profunda lealtad a sus ídolos. El desfile de 2025 de Beija-Flor fue una clase magistral de todo ello: un homenaje emocionado, una despedida grandiosa y una victoria merecida, cimentando el lugar de Nilópolis, una vez más, como la cuna del colibrí que vuela más alto en la fiesta más grande del planeta.
Beija-Flor es Carnaval. Y el Carnaval de 2025 le pertenece.




























