Gabriel Leun es profesor de Salud Pública de la Escuela de Medicina de la Universidad de Hong Kong, se refirió a los contagios de la nueva cepa de coronavirus aparecida en Wuhan. También señaló la forma mas adecuada para retirar de forma ordenada y segura el aislamiento social obligatorio que tienen la gran mayoría de países del mundo.
Y a su vez es el que pone en duda los números y proyecciones de las autoridades chinas con respecto a la pandemia que se generó en Wuhan en ese país.
En su columna realizada en The New York Time, este lunes, el epidemiólogo destacó que “Se necesita un marco formal, con un fundamento explícito basado en la ciencia, para determinar cuándo y cómo y en función de qué factores relajar las restricciones, y cómo volver a aplicar algunas o todas ellas en caso de que otra ola epidémica golpee nuevamente”, “La contención ha fallado en todas partes. En algunos lugares -Wuhan en febrero; norte de Italia en marzo-, la epidemia se extendió tan rápidamente que las autoridades pertinentes tuvieron que centrarse principalmente en mitigar sus efectos, en el control de daños. En otros lugares, la represión ha funcionado hasta ahora: Hong Kong, Singapur y Taiwán no han experimentado epidemias locales sostenidas. Todavía no, al menos».
“El primer objetivo debe ser proteger las vidas y eso significa evitar el colapso del sistema de atención médica”.
Para que esto suceda , describió a los hospitales “como la última línea de defensa” en la batalla contra el coronavirus. “Cuando su capacidad para manejar emergencias se ve abrumada, como en Bérgamo, el norte de Italia o en áreas de España, no tiene mucho sentido teorizar sobre lo que estoy a punto de hacer: todo lo que puede hacer es enrollarse las mangas, conectar a los pacientes por vía intravenosa goteos y ventiladores, e intente salvar tantas vidas como sea posible con cualquier medio disponible”.
“Pero pasado ese punto (o, preferiblemente, antes), el objetivo final debe ser reducir la epidemia a un ritmo lento para ganar tiempo para que la población mundial adquiera, de una forma u otra, inmunidad al COVID-19. La pandemia solo puede evitar que resurja cuando al menos la mitad de la población mundial se haya vuelto inmune al nuevo virus. Y eso puede suceder de una de estas dos maneras: después de que suficientes personas se hayan infectado y se hayan recuperado o hayan sido inoculadas con una vacuna”, resumió Leung.
El médico hongkonés remarcó cada una de esas dos opciones de manera más clara aún contando además cómo deberían desarrollarse: “Permitir que ocurra la primera opción, sin mitigación, sería una catástrofe humanitaria: significaría muchas muertes, principalmente entre los ancianos y las personas pobres con acceso limitado a la atención médica. La segunda opción, desarrollar una vacuna segura y efectiva y hacerla suficiente para todos, es una meta al menos dentro de un año, quizás dos años. Los aislamientos masivos y las medidas de distanciamiento no pueden mantenerse tanto tiempo”.
Redacción AFEN