Schiaretti sacó casi 60 puntos en Marcos Juárez, el pueblo donde nació la coalición. Carrió puso la cara en el bunker de Negri y culpó a Frigerio.
Cambiemos nació en Marcos Juárez en 2014, cuando por primera vez fueron juntos en la elección la UCR y el PRO y ganaron la intendencia. La tradición se mantuvo en septiembre de 2018, cuando el intendente Pedro Dellarrosa fue reelecto por Cambiemos.
En Marcos Juárez solo votan 5 mil personas pero su caso siempre fue utilizado como testigo por la cúpula del PRO y por la UCR para ratificar la alianza que llevó a Mauricio Macri al poder.
Este domingo, el peronista Juan Schiaretti sacó casi 60 puntos en Marcos Juárez, casi 35 más que su inmediato competidor, Mario Negri.
Esos números pegaron muy fuerte en Casa Rosada por el contenido simbólico. «Perdimos hasta en la Recoleta cordobesa», reconocían en el Gobierno esta noche, en referencia al histórico bastión del PRO en donde suele superar los 70 puntos.
La paliza fue mucho mayor a la esperada en todos los puntos de la provincia. En la capital Schiaretti superó el 50 por ciento de los votos y arrastró a la UCR a una derrota histórica: no perdía con el PJ desde 1973.
Luego de meses de padecer la interna propia en Córdoba con una llamativa inacción, en la Rosada comenzaron a girar la estrategia discursiva para restarle importancia nacional al triunfo de Schiaretti y mostrarlo como un amigo de Macri. Pese a que habían instalado a Elisa Carrió en la provincia en los últimos 15 días y usaron la carta de la gobernadora María Eugenia Vidal para apoyar a Negri. Conocidos los resultados el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, llamó a Schiaretti para felicitarlo y luego tuiteó que desde el Gobierno seguirán «dialogando y trabajando juntos codo a codo para todos los cordobeses».
Carrió rompió toda la armonía cuando se subió al escenario del Holiday Inn, donde se montó el búnker de Negri. «Hubiera preferido que algún ministro del Interior acompañara más a los candidatos de Cambiemos», disparó la chaqueña en directa alusión a Frigerio, antes de subir al escenario ya lo había apuntado: «Se la pasa reunido con los gobernadores peronistas», dijo a los periodistas y volvió a enojarse cuando le pidieron pruebas de sus denuncias. Lilita había complicado la campaña de Negri al decir que «gracias a Dios se murió De la Sota», entre otras apariciones explosivas.
Las voces más optimistas de Cambiemos aún creen que en Córdoba no todo está perdido para las presidenciales. «En esta elección provincial, los cordobeses ratificaron a un buen gobernador que tiene fuerte apoyo del gobierno nacional como nunca antes lo había tenido Córdoba, que durante los últimos 12 años del gobierno anterior había sido fuertemente discriminada», indicaron en la Rosada.
También reconocieron que la división de Cambiemos como alternativa al PJ diluyó cualquier potencialidad de cambio de gobierno provincial. Aunque los datos que deja la elección son más contundentes: entre Negri y Mestre no lograron siquiera reunir el caudal de votos que Oscar Aguad sacó como candidato a gobernador en 2015. En el peronismo, por eso, hablaban de un voto castigo a Macri, que se fundió con los cantitos contra el presidente en el búnker de Schiaretti.
«La suma de los votos de Negri y Mestre de esta elección ejecutiva representan el piso de Cambiemos de cara a las PASO nacionales», se consuelan en el Gobierno.
Entre Negri y Mestre no lograron siquiera reunir el caudal de votos que Oscar Aguad sacó como candidato a gobernador en 2015. En el peronismo, por eso, hablan de un voto castigo a Macri.
«Ramón y Mario son buenos referentes provinciales y seguiremos trabajando para que haya un cambio como lo quieren los cordobeses a nivel nacional», agregan. Aunque los propios candidatos dejaron trascender que no hay ánimos de recomponer nada.
Mestre salió con los tapones de punta desde su búnker en la Casa Radical, frente a Patio Olmos: «Espero que en Buenos Aires tomen nota que profundizar las diferencias siempre nos debilita», disparó.
«Esto es Cancha Rayada, Vilcapugio y Ayohuma juntos», dicen las voces más autocríticas de Cambiemos que admiten el riesgo de perder por 40 puntos en el segundo distrito electoral del país a poco más de un mes del cierre de listas.
Ahora, la Rosada buscará amortiguar el viento de cola que puede tener el mazazo de este domingo en la convención radical del 27 de mayo en la que los aliados definirán si apoyan la reelección de Macri.
Fuente: www.lapoliticaonline.com