Por Lorena Rojas Enciso.
57 universidades del país estuvieron sin clases por falta de presupuesto. Más de 190 mil docentes estuvieron de paro por un salario digno. Miles de alumnos tuvieron la continuidad de su cursada en peligro. Una escuela explotó. Una maestra fue secuestrada y torturada. Aunque se llegó a un acuerdo por las paritarias, el plan de lucha continúa.
No es casual que el vaciamiento y la deslegitimización del sistema de educación público y sobretodo del CONICET, una institución reconocida internacionalmente como una de las mejores y a la vanguardia en materia de investigación (cuya desfinanciación se viene profundizando desde hace dos años); provengan de un gobierno que piensa la educación y la ciencia como un gasto y una variable que debe ajustarse para poder negociar acuerdos con el FMI.
No podemos pensar en educación sin ciencia. La educación pública, gratuita, laica, de calidad, científica y con perspectiva de género resulta un pilar fundamental de la cultura nacional. La producción de conocimiento, y la democratización de dicho conocimiento al servicio de la sociedad a través de la investigación y los profesionales que se forman en sus aulas, son los principales motores de crecimiento de un país con la voluntad de desarrollar una verdadera patria soberana.
Hace poco más de un mes, nos estremecía la noticia sobre un estallido en la escuela 49 de Moreno por un escape de gas que había sido denunciado ocho veces. Una explosión que se llevó la vida de la vicerrectora Sandra Calamao y el auxiliar Rubén Rodríguez. Ambas muertes, consecuencias de la situación de abandono y de desidia que perpetúa el actual gobierno.
Recientemente, nos sacudió otra noticia escalofriante. La constante estigmatización y deslegitimación de la protesta docente por parte del gobierno, tuvo una expresión salvaje: el secuestro seguido de tortura a una maestra. Corina De Bonis del CEC 801 había estado junto con padres y maestros organizando ollas populares para denunciar la emergencia del servicio de alimentos escolares que hay en Moreno desde hace 40 días luego del cierre de todas las instituciones educativas por la explosión en la escuela 49. Dos hombres la metieron en un auto, la golpearon, le colocaron una bolsa en la cabeza y le escribieron con un punzón en la panza «Ollas no». Un hecho de extrema violencia que responde a un contexto de ataque mediático desde los medios y funcionarios contra la organización docente reflejada en expresiones como «Basta de hacer política, den clases».
La reducción de las becas de investigación postergando el ingreso a la Carrera de Investigador del CONICET de muchos profesionales que apuestan por el desarrollo de investigaciones dentro del país. La falta de regulación del trabajo docente. El estado crítico de la estructura edilicia: facultades con turnos vespertinos cerrados por falta de luz e incluso facultades sin gas. La responsabilidad de este gobierno que ejecuta un plan político de desmantelamiento demostrando su fuerte desprecio hacia lo público es innegable.
Frente a este marco de ajuste, violencia y políticas de desmantelamiento del Estado y del sistema de producción de conocimiento en Argentina; la respuesta fue la unidad con CTERA, SADOP, FAGDUT, FEDUN y FATUN organizando jornadas masivas de paro nacional y movilización en distintos puntos del país. Finalmente, a fin de reanudar el calendario académico, la mayoría de los gremios universitarios docentes aceptó la oferta entre el 24 y 26%, con cláusula de revisión.
No obstante, la respuesta por parte del gobierno fue la reducción del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (junto con varios más) a Secretarias. Por lo tanto, no nos referimos a un hecho aislado de tenor salarial, sino más a una cuestión estructural contra la educación pública como derecho.
Con la tradición de la reforma universitaria del 1918 que supo fomentar fervientemente la educación como un derecho que debe ser respetado y garantizado por el Estado; es menester enfatizar nuestro derecho a la educación no sólo como herramienta para el ascenso social sino también para la formación de profesionales comprometidos con la sociedad y denunciar la responsabilidad institucional de la alianza UCR-Cambiemos por los constantes atropellos contra la lucha docente organizada.
Rompamos el cerco mediático.