Mi nombre es M y soy un cuerpo gestante activo. Es decir, estoy embarazada.
Escribo esto como una especie de exhalación. Escribo porque legalmente no tengo voz y estoy obligada a gestar.
Te invito, si estas en contra del Aborto Seguro Legal y Gratuito, leas mi historia.
Tengo 30 años. Vengo de una familia de clase media con altibajos. Tuve una buena educación, honestamente no me puedo quejar. Pero en cuanto a lo que este tema refiere, la educación sexual era un poco escueta.
En el colegio privado LAICO, venía una empresa dedicada a artículos de cuidado personal cada año a contarnos de que se trataba el ciclo menstrual y como se producía un embarazo.
Por supuesto, en estos cursos no había ni la mitad de conocimientos acerca de género que hay ahora. Las que gestaban eran las mujeres, era impensado hablar de cuerpos gestantes.
En esos cursos, nos proveían un material conocido llamado «Quien mató a Juanito»
http://www.adevida.org/En%20Defensa%20de%20la%20Vida/Quien_mato_a_Juanito.htm
Esta suerte de historieta descriptiva, describía los distintos tipos de métodos abortivos a los 3 meses de gestación. Está diseñada para movilizar la fibra sensible de chiques. Desde la redacción hasta el mensaje.
Así que, con estos conocimientos vengo. A lo largo de mi adolescencia aprendí mas de charlar con amigues que de instituciones.
Actualmente estoy en pareja, y luego de algunas situaciones que no vienen al caso, mi método anticonceptivo es tomar pastillas. Hace una semana y media terminé las pastillas blancas (las placebo) y no tuve el ciclo como cada mes. Pensé en nervios, situaciones de la vida cotidiana que me tienen estresada, pero no, no podía pasar tanto tiempo. Por suerte, al día siguiente tenía turno con la ginecóloga. Este turno lo había solicitado a causa de que mi neuróloga me aconsejó cambiar las pastillas debido a algunas intensas migrañas que vengo sufriendo. Parece que algunas pastillas anticonceptivas generan propensión a migrañas a mujeres con este diagnóstico.
Las migrañas me han llevado a la guardia a repetición con una única resolución, morfina. No, no es joda, me duele en serio.
En un consultorio me recetaron Topiramato, entre otras cosas (vinculadas a un malestar estomacal que se repetía con el cuadro), a tomar todos los días para prevenir estas migrañas. Hasta acá nada anormal.
Hace una semana y media compré un test y me descubrí embarazada y no entendía porqué.
Confusión, llanto, dolor, miedo. Todo eso en dos rayas.
Para mi pareja y para mi esta es una pésima noticia. En principio, porque no quieremos tener hijxs. En nuestra planificación, no existe siquiera la palabra, incluso el está completando estudios para una vasectomía. Segundo porque aunque suene cruel, no nos gustan lxs chicxs ni nos sentimos capacitados para asumir la maternidad/ paternidad. Y en tercer lugar, no tenemos sustento económico para paternar/ maternar. Pero aún más importante, yo no lo quiero ni lo deseo. No hubo momento en esta semana que cambie mi prerspectiva sobre esto.
Al hablar con la ginecóloga, me explica que el Topiramato es una especie de inhibidor a mi pastilla anticonceptiva. Es decir, ambas drogas entran en competición y la que predomina inhibe a la otra.
Estaba embarazada por negligencia médica. Nunca se me advirtió que el topiramato podria tener este efecto. No pude evitarlo.
La ginecóloga minorizó mi sorpresa y preocupación en «bueno, esto siempre es una buena noticia». No me escuchó. No escuchó nada de lo que le estaba diciendo.
El primer paso a tomar fue saber cuantas semanas de gestación tenía y si se trataba de un embarazo común y en vías normales de desarrollo, si estaba fuera de lugar (ectópico) o si era un falso positivo.
Hace 4 días fui a hacerme el estudio. Al entrar, vi que la pantalla estaba en contra a mi. Entré tranquila pensando «no voy a ver nada». Al acostarme, colgada frente a mi tenía un televisor de 40 y pico de pulgadas directamente entre mis piernas para ver que pasaba adentro mío.
Es de una crueldad la situación. Estaba viendo algo que no quería tener, que cuido rigurosamente mi vida sexual pese a los efectos de las pastillas. Ahí estaba mi error en la matrix/z.
La ecografísta me decía «bueno es muy pequeño. Ves esa manchita negra? Ese es un saco gestacional. Estamos hablando de 5 semanas mas o menos. Estimo que la semana que viene ya vamos a tener un embrión.»Tal vez notó mi cara de espanto que no me habló mas.
Por suerte, tengo amigas feministas. Y digo por suerte porque como vimos en el senado hace unas semanas, el rechazo a la ley de Interrupción Legal del Embarazo hace que me encuentre en situación de clandestinidad, y las únicas dispuestas a ayudar son las amigas feministas.
Estoy obligada a maternar y no quiero. No tengo nada que ofrecerle a un futuro ser que va a depender de mi por años. No es la vida que quiero.
Estoy buscando abortar de la manera mas sana para mi cuerpo. Quiero abortar y no me quiero morir. Tengo una carrera que empezar, otra por ejercer, una familia, una pareja, amigues. Pero esta situación me hace mirar la trompa del subte con ganas porque me abruma depender de un dato por whatsapp, a quien llamar, adonde ir cuando quienes no queremos gestar estamos en una pelea constante con nuestro cuerpo.
Me pesa tener que pasar por esto cuando yo me cuidé. Me pesa la mirada de desprecio de lxs profesionales de salud frente a mis reacciones y la manera que tienen de decirte que «no es tan malo». Me duele mucho tener que esperar dos semanas mas para tener chances de un aborto mas certero con pastillas.
No, no me voy a matar porque tengo que vivir por mi. Pero tampoco me quiero morir en la clandestinidad.