En tiempos en los que la frase “ya no hay música buena” es un lugar común, Mordando Pasto Rulero es una bocanada de aire fresco que derriba estos muros. ¿Hasta dónde puede transportarte una canción?
Buenos Aires tiene una oferta musical extensísima, de una gran calidad y variedad. Ante semejante flujo de artistas performando en diversos bares, salas y centros culturales, pareciera que cada uno está en el deber de ofrecer algo que lo haga destacar. Ya no basta con presentar material propio y pareciera que constantemente se le pide un poco más al artista. Por esto, es moneda común que en el under porteño, el músico sea su manager, el diseñador de las gráficas, incluso que grabe sus discos por sus propios medios, etc.
En esta oportunidad, Mordando Pasto Rulero (proyecto musical que cuenta con Lisandro Marquez como Alma Mater) demostró que se puede lograr una autogestión eficiente, crear un producto de primera calidad y conseguir su propia identidad musical.
En la fecha del viernes 11/05, la banda se presentó junto a Perro Zen (conjunto destacable, con una prolijidad y un sonido que se nota trabajado. Shoegazing sin “bolas de sonido”, un manejo de la intensidad y el volumen sobresaliente. Esta agrupación sacó su primer EP, “Volumen 1”, hace algunas semanas) en el Quetzal, Guatemala 4516, en Palermo. Fue una cálida (¡y seca!) noche otoñal en un espacio cultural que ofrece un menú interesante y comodidades espectaculares para una velada íntima, de retroalimentación entre las bandas y el público.
LIMBO es el tercer trabajo de estudio de Mordando Pasto Rulero, un EP que durante sus (casi) 13 minutos atraviesa diferentes atmósferas oníricas en cada una de las tres composiciones que lo conforman. El uso de efectos en las voces, las texturas y los arreglos le dan una personalidad única a este conjunto que en vivo sorprende. Dream pop, rock psicodélico, momentos de math rock, tintes electrónicos, progresivos… en fin, algunas etiquetas, que más allá de ser útiles en la búsqueda de clasificar a esta propuesta artística para entenderla y explicarla, parecerían limitarla. Es que Mordando Pasto Rulero crea su propio mundo, y durante este recital el público parece comprenderlo por completo. El feedback que se dio durante toda la noche demostró que la gente, cuando está bien predispuesta, se compromete con el momento y se deja llevar a través del viaje musical, es un elemento potenciador de la performance.
Esta música es hermosa y potente, en forma y contenido. Hasta sospecho que el ser tocada en vivo le suma elementos que explotan su potencial embelesador: toda la sala se inunda en un mar de arreglos, sonidos que investigan sus propios límites, el formato canción llevado a otra dimensión, la experiencia entera pasa al próximo nivel.
Ya con los primeros acordes de la introducción se podía vislumbrar que este show, último antes del viaje de Lisandro por Europa, era sumamente especial, hasta para sus integrantes. “Uno” y las palmas de la gente, tratando de acompañar este candombe rockero y “Río” y su flujo electrónico de ensueño, fueron las primeras piezas que ejecutó la banda.
Así le dieron paso a las tres canciones que conforman “Limbo”: “Los Ausentes”, “Manifiesto” y “Tren Fantasma”. Una seguidilla que dejó entrever que cada toma es impecable, fiel al material grabado pero con el valor agregado de un show en vivo. El virtuosismo de los cuatro integrantes de la banda pasa inadvertido ante la oreja menos entrenada, ya que hacen que sus temas suenen “sencillos” (aunque están muy, pero de verdad, muy lejos de serlo).
El climax alegre de “La señal” y el frenesí de “El espacio vacío” sonaron luego, cautivando al auditorio (una sala llena, y llena de caras curiosas y emocionadas).
Los últimos temas de la noche fueron “Continuum”, con su beat hipnótico (canción que le da nombre al trabajo previo del conjunto) y “Sin Horizonte”, antes de que un público extasiado empezara a pedir un bis. Sorprendentemente, la banda no esperaba esta situación (al menos así parece), por lo que cerraron con “La señal” (nuevamente), entre risas y distención total. El compromiso del público con el momento culminó en espectadores que se levantaron de sus asientos para moverse y bailar, arengados por el propio Lisandro.
Mordando Pasto Rulero será una de esas bandas que van a escuchar nombrar dentro de no mucho. La calidad de esta propuesta es tan inmensa que es imposible no imaginarlos multiplicando su público en el futuro más próximo. Será, entonces, un resumen de la velada, la sonrisa de los músicos mientras saludan y cierran con los últimos acordes.
Escuchá la entrevista completa a Lisandro Marquez en Boombox (lunes, 20hs por radiodesalon.com):
https://radiocut.fm/audiocut/boombox-no44-90418/
Por Favio Aza
Fotografía: Belén Nenezián