Por Favio Aza
Suelo cuidar más las formas. Me encanta ponerle orden a mis pensamientos, sobre todo cuando tengo la imperiosa necesidad de transmitir una idea.
Pienso el título, cada palabra la mido minuciosamente, intento utilizar cada una de las herramientas que mi vida privilegiada como estudiante me proveyó.
En esta oportunidad escribo desde el alma. Probablemente el caos que me invade logre exteriorizarse en este breve texto, espero que no. Me siento desgarrado, con un calambre insoportable en mis ideas, una decepción amarga recorre cada fibra de mi ser: Franco Salvador, baterista de Pez, fue denunciado por abuso en el blog #Yanonoscallamosmás el viernes pasado. El relato de la denunciante es realmente escalofriante.
¿Qué comparte unx fanáticx con la banda que más le gusta?
Crecer escuchando una canción, hasta el punto de musicalizar una época entera bajo una misma melodía. Componer canciones bajo su influencia, porque con cada disco nuevo se hizo más fuerte el lazo y uno termina adoptando a la banda dentro suyo. Abrir los ojos a nuevas ideas, a otras maneras de entender la música.
Llevar puesta una remera y que otrx fanaticx desconocido, en la calle por ejemplo, te diga “¡viva pez!” y te salude.
Cosas que no puedo explicar. Un montón de eso. Recitales, canciones, recuerdos, años de todo lo que mencioné antes.
Tal vez por eso me provoca tantas emociones encontradas esta triste novedad. Quizás por eso no puedo más que escribir tratando de vomitar mis pareceres para no seguir con tanto veneno en mis entrañas. Tengo ganas de llorar, tengo bronca, estoy anonadado. Esta licuadora de sentimientos tan viscerales soy yo. He visto en los últimos meses como varios ídolos de otras personas caían del mismo modo. Siempre tuve la misma postura, pero nunca me había puesto un segundo en la piel de lxs fanáticxs.
¿Y cómo respondió la banda?
El grupo emitió en su cuenta de Facebook un tibio comunicado hace algunas horas, después de un hermético silencio de más de dos días, que solamente terminó de derrumbar el castillo de naipes. Contradicciones, palabras que lejos de dar confianza y/o tranquilidad se asemejan a los balbuceos de quien se da cuenta súbitamente que se convirtió en el equivocado de la película. Pocas acciones concretas, que develan la verdad: no saben cómo mierda tapar el sol con la mano.
Vivimos en tiempos en donde es menester ser coherentes con los ideales propios, por ende, con este descargo sepulto el templo que representó la banda en mi ser. De hecho, de ahora en adelante mis convicciones serán mi único Norte: nunca más dejaré que hablen por mi, que me representen. Por ende, te digo: basta de machismo en el rock.
Basta de poner en tela de juicio a una víctima – una figura pública, más siendo hombre, goza de privilegios y medios como para limpiar su nombre oportunamente, si así fuera necesario.
Basta de dobles discursos que solamente confunden.
Basta de violencia. Basta de mentiras.
Hoy, así son las cosas.
Mañana, veremos.
A vos: te pido que entiendas la cachetada y el abrazo. Espero que seamos muchxs más que nosotrxs dos lxs que acompañemos a cada víctima de este paradigma que tiene que cambiar ya mismo.
A Minimal, Fósforo, Juan y especialmente a Franco: sus canciones no dejan de formar parte de mi, por más que quiera extirpármelas, aunque sea un rato. No dejan de ser fuente de inspiración. Pero hoy su significado ha cambiado completamente. Yo, que soy un nadie, los abandono. Espero que puedan al menos consolar a tanta gente que necesita una respuesta de verdad, satisfactoria, con menos vueltas y más acciones.